Cómo repercuten los secretos en las familias

Paula Gutiérrez y Lorena Álvarez nos cuentan cómo los silencios y "lo no dicho" afecta las dinámicas familiares y por qué consideran importante generar espacios de conversación sobre aquello de lo que no se habla.

Paula Gutiérrez, licenciada en psicología, y Lorena Álvarez, orientadora familiar, son fundadoras de Álvarez Gutiérrez, consultora dedicada a los temas de familia desde la complejidad disciplinar. Ambas consideran que trabajando con las familias las personas se fortalecen para desplegar sus capacidades en los distintos ámbitos de la vida: desde la consultora ofrecen alternativas a los problemas que atraviesan las familias que requieren asistencia legal y trabajan sobre los diversos niveles y modos de rupturas comunicacionales y vinculares.

¿Por qué se producen los silencios dentro de las familias y cómo repercuten en la dinámica familiar?

En primer lugar, es importante entender a qué nos referimos cuando hablamos de silencios o secretos familiares: según Rober, Walravens y Versteynen (2012) son el ocultamiento consciente de alguna información o algún acontecimiento, por uno o más miembros de una familia, que pueden verse afectados por ésta. De manera que los secretos familiares consisten en silenciar una información o en ocultar un hecho o acontecimiento que ha ocurrido, funcionando como un mecanismo defensivo que permite protegerse a sí mismo u a otros del exterior. Por lo tanto, se es portador de un secreto, se está excluido o se es víctima.

En cuanto al por qué se producen, está relacionado a las diferentes emociones, vivencias o sentimientos que algunos hechos o circunstancias familiares generan en alguno o todos sus miembros. El secreto familiar siempre tiene un trasfondo doloroso para alguien ya que puede ser algo que causa vergüenza, rechazo, censura, desaprobación y/o humillación. Es doloroso para la familia o para su sistema de valores: la familia queda sometida a diferentes niveles de presión psicológica, por eso se silencia, se esconde, se reprime, y muchas veces lo silenciado cobra parte del secreto "a voces" o bien termina formando parte del inconsciente familiar que tiene repercusión intergeneracional. Además, evitar hablar de un hecho doloroso para eludir el sufrimiento que se le supone tiene efectos nocivos en la comunicación y trae aparejada una serie de preguntas: ¿qué dolor se quiere evitar con el silenciamiento?, ¿a quién hay que cuidar?, ¿de qué se lo cuida?

Con los secretos quedan afectados diferentes niveles de operatividad familiar, es decir, se afectan distintas áreas de funcionamiento y se establece una dinámica distinta en torno a la idea de "no hablar de eso". Lo que no se dice obstaculiza el proceso comunicacional, por lo tanto, dependerá de cada familia que "lo no dicho" sea un bloqueo o sea la obstaculización total de comunicaciones importantes donde se expone la vida psicoemocional del grupo familiar. Lo que se esconde circula en el inconsciente vincular, aunque en algún nivel se sabe o presiente aquello que se oculta.

Otro de los efectos que podemos avizorar es que, la mayoría de las veces, el silenciamiento de alguna situación favorece el aislamiento y produce tristeza, enojos y/o un sentimiento de extrañeza o desconfianza sobre sí o sobre los otros; y en algunas ocasiones también se desarrollan enfermedades como la depresión. Hay un impacto psíquico en quien no puede procesar algo que percibe, pero que no coincide con lo que su familia le está mostrando.

Cuando se establece un mecanismo de silenciamiento se mantienen "encadenados" a los miembros de la familia, se establece un sistema de lealtad disfuncional que dificulta los procesos de separación que son necesarios para crear relaciones sanas fuera del sistema. De la misma manera, pueden generarse coaliciones que a veces se convierten en herramientas de control de unos sobre los otros. Por otro lado, es importante distinguir que hay "secretos" y "SECRETOS", es decir que la relevancia, el impacto y los mecanismos que sostienen el silencio son más graves cuando lo que se silencia puede tener implicancias legales para algún miembro del grupo familiar.

En todos los casos, el hecho de mantener un secreto, hace que la/s persona/s implicada/s mantengan un estado de alerta exacerbado para que no ser descubierto. Esto suele generar altísimos niveles de ansiedad, agresiones abiertas o encubiertas y, además, se observa en todos los casos que se coarta la entereza y la libertad de los miembros de la familia.

¿Por qué es importante generar en las familias espacios de conversación en torno a aquellos temas que se consideran un "secreto familiar"?

Establecer buenos procesos comunicacionales en el interior de cualquier familia es un elemento sumamente potenciador de los espacios de sanidad intrafamiliar. Es importante establecer una distinción en relación al tiempo que se haya mantenido el secreto ya que esto tiene su complejidad a la hora de develarlo. Así, el secreto familiar reciente puede ser develado buscando un momento propicio, una estrategia apropiada y un lenguaje adecuado. Pero, si es un secreto del pasado y se da cierta cronicidad, es conveniente que sea abordado con ayuda profesional ya que cuanto mayor tiempo se mantiene el secreto, mayores son las complicaciones que se encontrarán para resolver el problema porque, conforme va pasando el tiempo, más trabajosa se hará la develación.

¿Cuáles son las mejores herramientas para generar estos espacios de conversación?

Establecer diálogos y compartir verdades de la historia familiar, por dolorosas que sean, ayuda a fortalecer los vínculos y sentar una base de confianza, honestidad, resiliencia y aprendizaje. Pero es esencial cuidar el cómo y el cuándo. Por esta razón hay que tener en cuenta algunas cuestiones como:

  • Analizar la situación para poder manejar el proceso comunicacional sin desbordes innecesarios. Pensar cómo afectará a las otras personas esta develación; cómo uno cree que modificará la relación entre los miembros de esta familia; cómo uno respondería y qué sentimientos tendría al respecto. Estas preguntas están dirigidas a anticiparnos el espacio vincular, no a generar espacios de culpa, temor o acallamiento. También es importante no subestimar al otro, que probablemente algo intuya o haya escuchado sobre el tema, ya que siempre hay indicios que se dan por el ocultamiento en sí mismo y los mecanismos que conllevan.
  • Buscar el momento en el que fluya una conversación distendida y sin presiones. Lo importante no es la confrontación, sino habilitar el diálogo. También es importante estar dispuestos a responder las preguntas que surjan sobre el tema aunque no sepamos qué responder.
  • Tener en cuenta que la divulgación producirá diferentes niveles de consecuencias a corto, mediano y largo plazo, es muy importante que se esté preparado para afrontarlos con la mejor predisposición psicológica. Hay que tener presente que, según sea el secreto, se necesitará un proceso de readaptación y reacomodación interna que puede ser difícil y doloroso. A veces es necesario buscar acompañamiento profesional.

¿Cómo repercute el hecho de no hablar sobre estos temas en niños/as y adolescentes y qué consecuencias generan en ellos?

Es conveniente diferenciar entre el contenido del secreto y la función del secreto. El contenido hace referencia al dato, evento o circunstancia que se oculta y la función se refiere a para qué surge o se mantiene el secreto (Alarcón, Gutiérrez y Gallego, 2000). En relación a esto, podemos decir que por lo general, se guardan secretos ante los niños con la ilusoria esperanza de evitarles un dolor, pero los secretos nacen, estallan o se resuelven en el marco de las relaciones más significativas de la vida de los niños. Ellos modelan, facilitan y restringen sus posibilidades de vincularse tanto dentro como fuera de la familia.

Algo fundamental a tener en cuenta es que los niños perciben los signos del entorno aunque no logren decodificarlos, por lo que siempre es necesario ser claros con ellos y poner en palabras simples a su entendimiento lo que esta ocurriendo.

En cuanto al funcionamiento familiar, debemos saber que, cualquiera sea el contenido de los secretos, funcionan como imanes: atraen a algunos miembros y rechazan a otros. Las repetidas coaliciones familiares, la cercanía y la distancia, la intimidad y el extrañamiento, todo deriva de la presencia de los secretos. A medida que se consolidan, la familia queda atrapada aunque tenga el deseo de liberarse.

Los secretos arrasan sus relaciones, dificultándoles realizar elecciones claras, para utilizar recursos de forma eficaz y para participar en relaciones auténticas y generar bienestar emocional. Los secretos familiares quitan energía, promueven ansiedad, abruman a quienes lo conocen y confunden a quienes no lo conocen.

Otro tema importante es generar espacios de confianza para que los más chicos siempre puedan hablar de lo que les pasa, de lo que necesitan, de lo que no saben como manejar, de los errores, las travesuras o los problemas en los que puedan involucrarse. Los adultos debemos ser contenedores y receptores de lo que les suceda a los niños: ser adultos confiables hace que ellos puedan acercarse libremente y hablar de todo lo que les pase sin sentirse juzgados. La clave siempre es dialogar.